Dos mundos paralelos
El viento se colaba por la rendija de mi ventana, acariciándome suavemente las mejillas mientras estaba echado en mi cama, tapado hasta las orejas pero el frío me calaba los huesos. Eran altas horas de la madrugada, sin embargo, no podía pegar ojo pues por algún motivo desconocido me sentía inquieto. De repente, alguien llamó a la puerta, me sorprendió pues ¿Quién podría ser a estas horas? – pensé. Me levanté, el corazón me latía con tanta fuerza como si estuviera subiendo la ladera de una montaña. Saqué con cuidado una daga de debajo de una capa de tela enrollada que utilizaba a modo de almohada. La situación que atravesaba mi país era bastante peliaguda y toda precaución era poca. Me acerqué a la puerta sosteniendo y apretando fuertemente la daga, tanto que incluso me lastimé la mano. Cuando estuve lo suficientemente cerca, pregunté con cautela: -¿Quién es? -Soy yo, soy Nuru ¡Abre! -¿A estas horas de la madrugada? ¡Por el amor de dios! ¿Sabes el susto que me has dado?- dije mi...