El último amanecer



Los rayos del sol apenas son destellos reflejados en la ventana. Él yacía en la cama; sentía la caricia de su mano en su rostro, la mano de su amor verdadero. Su respiración era cada vez más pausada; ella agarró con fuerza su mano y notaba como su luz se apagaba lentamente. Su cuerpo se tornó frío como el mármol: el cáncer se había cobrado una vida más.



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